Para evitar la dependencia emocional en pareja la clave está en aprender a quererte a ti misma y encontrar las herramientas necesarias para confiar en cada uno de tus actos.
No podrás tener una relación de pareja si no aprendes a estar bien contigo mismo en primer lugar.
Coral: una historia de dependencia emocional.
Los inicios:
Desde su niñez, Coral había sido una niña tímida, le costaba separarse de su madre.
Tenía miedo a todo lo que había a su alrededor, algo que le hizo ser una niña y adulta solitaria, callada y sensible.
Cuando comenzó a mostrar interés por los chicos imaginaba como su príncipe azul, vendría a lomos de un caballo blanco y la rescataría de la propia cárcel que ella había creado.
Creía en el amor verdadero, en el amor de película.
El comienzo de la dependencia emocional:
Cuando por fin conoció a Pedro, pensó que había encontrado el amor de su vida.
Era un hombre que admiraba, le daba la seguridad que necesitaba para comerse el mundo y se enamoró locamente de él.
La relación empezó viento en popa pero con el paso del tiempo, sentía que dejaba de ser ella misma.
No quedaba con sus amigas, no tenía hobbies y ni tan siquiera consiguió terminar sus estudios.
Su vida estaba dedicada íntegramente a agradar y complacer a Pedro.
Poco a poco se fue distanciando de sus seres queridos que veían como esa tierna y dulce niña se había convertido en una sombra de su pareja. Coral y Pedro se casaron aun sabiendo que Pedro le había sido infiel varias veces, incluso, con una de las pocas amigas que conservaba.
Se convirtió en una mujer sumisa, algo que le hacía sentirse culpable. Sin embargo, el miedo a la soledad era más fuerte que la ilusión de volver a ser una mujer feliz.
El despertar:
Un día, Pedro le confesó que se había enamorado de una compañera de trabajo y que quería el divorcio.
El mundo de Coral se vino abajo.
Durante muchos meses estuvo con grandes crisis de ansiedad y depresión.
Sabía que había dejado de lado mucha gente y que ahora solo se tenía a ella misma.
Carla logró encontrarse a sí misma en medio de la soledad de un mundo que ella misma había dejado de lado. Se convirtió en una mujer fuerte y una mujer capaz de satisfacer sus propias necesidades gracias a su esfuerzo por conseguir tener una mejor autoestima y sanar sus heridas emocionales pasadas.
Aprende a confiar en ti mismo/a.
Si no quieres caer en la trampa de la dependencia emocional, la clave está en aprender que tú mismo/a eres capaz de conseguir lo que quieras.
Por difícil que parezca, todos tus sueños están al alcance de tu mano y para ello necesitas tener la suficiente confianza en cada una de tus capacidades.
No hay nada mejor que arriesgarse.
Arriésgate a hacer lo que nunca te has atrevido a hacer por ti mismo/a.
De esa manera te darás cuenta de que puedes conseguirlo y en caso de no hacerlo (al menos en los primeros intentos), el mundo sigue en pie.
El error es uno de los mejores maestros que existen.
No pienses en la pareja ideal
Nos han vendido la moto de que las parejas ideales existen.
Son esas parejas que parecen cómplices en todo momento y en donde no existen los conflictos.
Esto nunca es así.
Puede haber parejas que se lleven mejor o peor pero en algún momento de la relación surgirán problemas y crisis.
Para solucionar estos problemas debes pensar en una palabra clave: La comunicación.
Si quieres tener una pareja estable con la que te sientas feliz debes aprender que también tiene sus defectos (como tú) y que tarde o temprano saldrán a la luz.
Ten vida más allá de la relación.
Uno de los primeros errores en los que suele caer una persona propensa a tener relaciones con dependencia emocional es pensar que una vez se tiene pareja, el resto del mundo sobra.
Tener una relación no implica dejar de lado a tus amistades o familiares.
Para tener una relación de pareja SANA exige que tengas un grupo de amistades con las que disfrutar de tu tiempo al margen de tu pareja.
Además de dar un respiro a la relación te generará confianza y sabrás que más allá de la relación, hay vida.
No todo vale
Tener pareja no implica que debas adoptar sus gustos o aficiones.
Te voy a contar un secreto: Mi marido es un fiel seguidor de la tauromaquia. Según él , es un arte lleno de cultura y tradición.
Yo en cambio, soy una fiel defensora de los animales y aborrezco esta disciplina. me resulta algo escabroso, cruel y anticuado.
En ningún momento de nuestra relación, he sentido la necesidad de aparentar que disfruto de una corrida de toros. Y en su favor, él nunca me ha pedido que lo entienda.
Una relación de pareja basada en el amor, se sustenta en los pilares del respeto y nada ni nadie debe tener el poder de hacerte partícipe de algo que realmente no quiere vivir.