Establecer límites y ser consciente de que ya no somos los niños que éramos, es clave para evitar una relación de dependencia con tu madre.
Para ello es necesario saber que eres un ser independiente y autónomo que no necesita del amparo de la madre para realizar actividades cotidianas.
Asume tu responsabilidad
Si quieres ser una persona adulta debes empezar a asumir las consecuencias de tus actos.
Una persona con dependencia emocional de su madre suele culpabilizarse de ciertos rasgos de la personalidad que en la actualidad lo limitan de alguna manera.
Nadie, ni siquiera tu madre es responsable de quien eres ahora.
Nadie tiene el poder para hacerte daño sin tu consentimiento.
Madurar significa que eres una persona íntegra y para ello debes aprender a dejar de culpar a terceras personas de lo que te sucede y buscar las soluciones de tus problemas por ti mismo.
Acepta a tu madre tal y como es.
Un indicador de inmadurez que te dirige a la dependencia emocional hacia tu madre es intentar cambiar su forma de ser o pensar.
Cuando no haces lo que quieres que haga, te frustras y sientes que no te trata como mereces.
Aceptar a tu madre tal y como es, con sus fallos y sus virtudes te dará las herramientas necesarias para liberarte de la dependencia que os une.
Herramientas como confianza en ti mismo y valía personal.
Solo de esa manera podrás saber lo que puede ofrecerte y lo que no, sin daño para ninguno de los dos.
No la necesitas, la eliges.
Si quieres romper el cordón umbilical con tu madre de una vez por todas debes ser consciente de que tu madre te ha dado la vida, pero no por ello debes aceptarlo todo de ella.
No la necesitas para ser una persona adulta y eficiente. Puede ayudarte y aconsejarte en ciertos problemas que puedan surgir, pero en ningún caso debes permitir que sea ella quien lleve el timón en tu vida.
Ella también se equivoca
En algún momento de su vida, tu madre pudo tener los mismos problemas que tienes ahora mismo, sin embargo no por ello significa que debas hacer lo mismo que hizo en ese momento.
Equivócate, elige tu propio camino y no dudes en pedir consejo de la sabiduría de los años…
Pero en ningún momento debes sentir que ella tiene la verdad absoluta y que todo lo que dice o recomienda va a ser lo correcto.
Haz cosas por ti mismo
Si estás acostumbrado a hacer todo lo que haría tu madre nunca llegarás a ser el adulto que quieres ser.
Haz actividades en solitario, como ir a pasear por el campo o apuntarte a algún curso que siempre has querido hacer.
Con ello aprenderás que puedes conseguir muchas cosas por ti mismo sin la necesidad de la aprobación de nadie.
Aumenta tu autoestima
La dependencia emocional es uno de los rasgos más comunes en personas carentes de autoestima.
Si sientes la necesidad de liberarte de una persona que queriendo o sin querer, está limitando tu vida, la clave es aprender a confiar en ti mismo.
Para aumentar la autoestima debes aprender a confiar en cada uno de tus actos.
No importa que las cosas no salgan como tú pensabas.
No importa que te equivoques.
Lo realmente importante es que sepas que tú mismo puedes hacer todo lo que te propongas.
El caso de Lorena
Los inicios
Lorena siempre había sido una niña tímida. Una de esas niñas que iban pegadas «a las faldas de su madre».
Su madre, Ángela, era una persona dominante y algo neurótica que imponía su razón en todo momento.
A medida que Lorena fue creciendo sentía la necesidad de pedir la aprobación de su madre tanto en sus relaciones como en su forma de vestir o incluso en la carrera que estudiaba.
Poco a poco veía que todos sus actos estaban condicionados por lo que su madre opinaba.
Cuando conoció a Alberto, Ángela se opuso a la relación desde el primer momento, sin embargo Lorena lo amaba.
El cambio
Es en ese mismo momento cuando decidió cortar esa dependencia emocional y tomó las riendas de su vida.
Empezó a confiar más en sí misma, eligiendo su propio estilo de ropa, cambiando de trabajo y finalmente, se fue a vivir con Alberto.
La relación con su madre se vio resentida, sin embargo Ángela nunca había sido tan feliz.
Con el tiempo, su madre se dio cuenta de que lo verdaderamente importante era que su hija fuera la niña feliz y sociable que era antes de que ella entrara en juego.
La relación entre ambas fue mejorando y aunque esto no siempre es así, ambas consiguieron tener una relación madre e hija armoniosa.