La clave para no sufrir de dependencia emocional con tus amistades está en aprender a llevar la relación de manera más sana.
No es algo sencillo, vas a tener que trabajar tanto en la relación con esa persona como en la relación contigo mismo.
Sin embargo el resultado de tu esfuerzo dará un fruto que podrás disfrutar toda la vida.
Disfruta de la soledad
Uno de los focos de toda relación basada en la dependencia es el miedo a estar solo.
Disfrutas cuando estás entre tu círculo de amistades,te sientes comprendido y mimado.Sin embargo, no debes olvidar que es igual de importante disfrutar de ti mismo.
Unos minutos al día son más que suficientes para establecer el hábito de la soledad escogida.
Puedes elegir una actividad de ocio que te resulte placentera como leer un libro o salir a pasear.
Este tipo de hábitos te ayudará a mejorar la confianza en ti mismo y disfrutar de relaciones más sanas y duraderas.
Conoce más gente
Si tienes amigos con los que compartías el chupete en la guardería…¡Enhorabuena!
Pero no olvides que además de seguir cuidando y cultivando esas relaciones debes abrirte y conocer gente nueva.
Conoce personas con las que compartas aficiones o intereses. O simplemente lánzate a la aventura de conocer personas diferentes. Descubrirás que pueden aportar nuevos conocimientos y con ello, tu nivel de autoestima mejorará.
No necesitarás depender de una única amistad para realizar diferentes actividades y además, tus niveles de endorfinas aumentarán.
Toma tus propias decisiones.
Si tienes dudas o ha surgido algún problema puedes pedir consejo a tus seres queridos.
Lo que no debes olvidar es que eres tú mismo, el que debes atajar el problema y decidir cuál es la mejor solución.
Si siempre estás esperando que los demás solucionen tus problemas, caerás en una de esas relaciones de dependencia que estas intentando evitar.
Es posible que no siempre escojas la decisión acertada. En cualquier caso será tu decisión y debes sentirte orgulloso de haber intentado solucionarlo por ti mismo.
Haz cosas por ti mismo
Cambia tu rutina. Apúntate a ese curso que te llama la atención desde hace años o haz un viaje con la única presencia de ti mismo.
Según un informe realizado por la psicóloga Andrea Sanz visitar nuevos lugares viajando solo aumenta la autoestima, reduce el estrés y mejora las relaciones sociales.
Conócete a ti mismo
Es difícil conocer y llegar a tener una relación sana con otra persona si tú mismo no estás seguro de quién eres o lo que quieres.
Conocerse a uno mismo no es algo sencillo. De hecho, hay gente que pasa toda una vida intentándolo.
Existen ciertas herramientas que tienes al alcance de tu mano como la meditación o el yoga que pueden ayudarte a ir un poco más allá y conocer mejor los entresijos de tu mente.
De cualquier manera la mejor forma de conocerse a uno mismo es la de arriesgarse.
Hacer cosas que nunca te has atrevido a hacer, dejar el miedo de lado y abrirse a nuevas experiencias o conocimientos.
Habla con tu amigo
Si piensas que estás teniendo una relación de dependencia con un amigo no hay nada mejor que comunicárselo a él.
Es posible que esta persona sienta lo mismo o que por el contrario no se haya dado cuenta y pueda hacer algo para ayudarte.
Hablar del tema os ayudará a tomar las medidas oportunas que os ayuden a conseguir una relación de amistad más sana y duradera.
Mejora tu autoestima
Los problemas de autoestima son fuente de muchas relaciones tóxicas o dependientes.
Aprende a creer en ti.
Tú tienes todo lo que necesitas para triunfar sin la necesidad de ayudarte de nadie.
Pide ayuda
Pedir ayuda no te va a hacer más débil. Si sientes que la dependencia emocional con tu amigo está incapacitando tu vida de algún modo debes saber que hay gente dispuesta a ayudarte.
Ya sea la ayuda de un profesional o la ayuda de una persona de confianza, pedir ayuda puede mostrarte otros puntos de vista y ayudarte a encontrar la solución que buscas.
Pon los límites oportunos
Hay ocasiones en las que la otra persona es responsable de dar pie a una dependencia emocional.
Para evitar que esto ocurra es importante que aprendas a decir no.
No consientas que la otra persona invada tu intimidad. Intenta que ambos tengáis un espacio personal, un rincón propio que nunca sea invadido por el otro.
Para ello no hay nada mejor que dejar las cosas claras desde el principio y establecer qué y que no se va a consentir dentro de la relación de amistad.